martes, 11 de enero de 2011

La gran familia

Ya ha pasado la navidad del 2010. Esa navidad que nos alegra y nos entristece a la vez, y que hace que vengan nuestros recuerdos tantas cosas....Una de ellas que todavía me conmueve es cuando en vísperas de esta, en la televisión nos bombardea con los numerosos anuncios navideños. Uno de ellos es el del``turrón que llega por navidad ´´y que a pesar de los años aún perdura esa canción que incluso lloraba cuando la escuchaba hace más de 30 años cuando mi hijo mayor se marcho a Madrid a estudiar y después a la Academia General del Aire. Esa canción que era ilustrada con una madre abrazando a su hijo que también volvía por Navidad al igual que el mio , y por eso me identificaba tanto con ella. Los demás hijos que estaban todavía en casa me miraban y se decían unos a otros ¡verás cómo llora! y yo más lloraba, porque fue el primero que lanzó el vuelo,rompiendo ese puzzle que habíamos construido mi marido y yo y que ya faltaba una pieza para poderlo completar.

Por eso cuando este fin de año me senté en aquella espléndida mesa que nos había preparado Rocío y fui observando uno a uno a todos mis hijos, quise recomponer aquel maravilloso puzzle de antaño y todas las piezas encajaban porque allí quiso Victor que nos reuniéramos todos, y no sabe él lo feliz que me hizo; pero al ir uniendo las piezas fue imposible poderlo terminar porque faltaba esa importante pieza central que se nos perdió y que jamás podremos encontrar.
Fueron dos días maravillos que nunca olvidaré, con mis hijos, nueras, yernos y nietos que hicieron sentirme muy feliz, solamente noté la ausencia de tres de mis nietos que no estuvieron presentes pero con todo eso nos juntamos sobre 20 personas comiendo. Disfruté mucho con los pequeños que se divirtieron de lo lindo con los cohetes y bengalas que los mayores hacían explotar y más que nada me hizo ilusión ver a Victor júnior y Carla que están para `comérselos´´ pero pasaron estos días , y cada uno levantó el vuelo hacia su nido con su prole correspondiente y otra vez me encuentro aquí sola, todas las tardes pegada al teléfono o al ordenador que gracias a los adelantos de hoy puedo ver a mis nietos, oír sus risas cuando me ven por el ordenador, me enseñan sus juguetes y me llaman Ya Ya a voces como si ahí pudiera estar más cerca de ellos y todo eso me hace seguir con ilusión en la vida que se compone de eso de ilusiones y desilusiones