Amanece un espléndido día, a medida que avanza la mañana unas nubecillas salen coqueteando con el sol, y que van haciéndose más numerosas a las pocas horas de presagiarse un día soleado y hermoso.
Esto no hizo restarle solemnidad al acto, que desde muy temprano salió la gente a la calle ataviados con sus mejores galas para rendir culto al Santísimo Sacramento.
El acto fue muy bonito, al pasar por la carrera de San Agustín y parar frente al altar que se había levantado en honor a tan importante cortejo, una gran nube de papelillos blancos fue arrojada desde un balcón dando una nota espectacular al día.
Yo me fui temprano a esperar el desfile, por lo tanto tuve tiempo de observarlo todo. Los niños se divertían haciendo``porras´´ con la ``juncia´´ esparcida a lo largo del recorrido, y la carrera estaba muy concurrida de gente como en pocas ocasiones se ve. Mirando al cielo, me preguntaba como al sol con sus potentes rayos y siendo el rey del universo, una insignificante nube pudiera privarle de ese esplendor y poder, y al momento me venían a la cabeza esas personas, a la que Dios ha dotado de belleza y hermosura y sin embargo una ``nube´´ como es el orgullo, la envidia y prepotencia hacía restarle la hermosura con la que habían sido agraciadas.
¡¡Madre mia del amor hermoso!!
ResponderEliminarEsta no es mi madre, que me la han cambiao.
Más que Antonia es...Garcilasa....(de la Vega de Graná) ;-)
Por cierto, doy fé..yo estaba con ella ese día y la "crónica" es real.
ResponderEliminarUfff madre mia, mi madre!
ResponderEliminarUfff madre mia, mi madre!
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