Hoy el día ha amanecido limpio de nubes; he elegido uno de esos vestidos de los que siempre disfruta
mi armario, me arreglo lo mejor que puedo y ( se me olvidaba....) pero me pinto tanto mis uñas como mis labios, rojo carmín, una cosa que a mis ochenta y un años resulta ridículo, pero es que estos días luminosos, hacen de mí, una persona nueva, que me impulsa a salir a la calle con otra alegría ya que parece que mi movilidad es más segura; me encuentro con amigas a las que saludo más efusivamente: lástima que esa euforia, se desvanezca el día que me levanto con esa pesadez de cuerpo.... que siento la sensación de que la tierra me atrae y que gracias a la fe y la esperanza puedo superar esos días tristes y largos para mi.
Me gustaría poder tirar al cubo de la basura todos mis males, tanto físicos como mentales, poder olvidar éstos, no sentirme prisionera de mis pensamientos negativos...sobre todo para no hacer sufrir a mis hijos y que puedan vivir felices.